Hood Robin
Héctor Béjar
www.hectorbejar.com
¿Recuerdan
cuando Irlanda era uno de los milagros neoliberales? A fines de los noventa,
junto con Australia y Nueva Zelanda, fue modelo de desmantelamiento del Estado
y apertura de mercados. Al cabo de veinte años, el desastre ha dejado al
descubierto su base corrupta.
En
2008 el gobierno irlandés invirtió 5,500 millones de euros en salvar a los tres
bancos más importantes y compró el Anglo Irish Bank, que estaba en quiebra. No
hubo la misma bondad para la gente. Hubo despidos masivos, bajas en las
pensiones y reducción de servicios públicos para pagar la deuda de los ricos
por la cual los pobres no tenían ninguna responsabilidad. Y hasta ahora no
salen del pantano.
El juicio contra tres ejecutivos del Anglo Irish
Bank en Dublin, Irlanda forma parte de la historia de crímenes financieros en
Europa. Es el segundo caso, después de Islandia, en que los ejecutivos hasta
ahora impunes son enjuiciados.
Ellos cobraron enormes sumas por asesorías para comprar el Banco Anglo Irlandés entre 2006 y 2008. La compra fue un fracaso.
Ellos cobraron enormes sumas por asesorías para comprar el Banco Anglo Irlandés entre 2006 y 2008. La compra fue un fracaso.
Sean Quinn, el hombre más rico de
Irlanda, se prestó billones desde el banco durante el boom del llamado “Tigre
Celta”. El motor del crecimiento era el sector inmobiliario. Cuando los precios
de las propiedades colapsaron, Quinn fue a la bancarrota y fue salvado con dinero público que los
irlandeses están pagando.
Entre las personas que recibieron
asistencia de los tres ejecutivos del AIB están el hijo de Sean Quinn y su
madre Patricia.
Cerca de 35,000 millones de euros
de los contribuyentes fueron a dar al banco en 2008 para rescatarlo del colapso. Cuatro veces más
dinero de lo necesario. Un audio escuchado
en el juicio revela a John Bowe, uno de los ejecutivos, riendo y bromeando
acerca del rescate, sobre el dinero “cogido de mi trasero”. También son escuchados
haciendo bromas sobre los contribuyentes alemanes y europeos.
Mark Zepezauer y Arthur Naiman (Zepezauer, Naiman. Take de Rich off Welfare. New York: South End Press 2004) muestran cómo, en la
época de Reagan, los ricos mordieron la parte del león de los gastos públicos.
Depreciaciones de capital, liberaciones fiscales, subsidios a los combustibles,
apoyo a los precios, rescates financieros y perdón por los fraudes fiscales.
Los
costos de la protección de los ricos son tres veces y medio los costos de la
protección de los pobres en los Estados Unidos. Es el wealthfare, el Estado del
Bienestar de los ricos, diferente y opuesto al welfare, el bienestar de los
pobres que está siendo desmantelado.
El
estado norteamericano funciona como un Robin Hood al revés. Los ricos pueden
meter sus manos en el dinero de la gente sin que eso sea visto como un robo.
En
un artículo publicado en The Guardian el 22 de enero pág. 12, Simon Jenkins hace
una lista de subsidios a la agricultura, a las granjas, a la compra de casas,
exoneraciones tributarias, y muchos otros que los ingleses llaman “beneficios”.
La
totalidad de las industrias están en la ruta de los beneficios. La educación de
las clases altas está subsidiada por los pobres, por la clase media,
estudiantes y profesores, con millones de libras al año. La industria de la
construcción es un monumento a la plutocracia pública, sigue diciendo Jenkins.
Se embolsaron nueve mil millones de libras con las olimpiadas y esperan ganar
dos mil millones más con el Terminal Tres del Aeropuerto de Heathrow. Son
altísimos subsidios. El gobierno de los conservadores contrató 55,000 empleados
más el año pasado. El gobierno laborista gastó 70,000 millones de libras
esterlinas en consultorías durante diez años, que fueron a parar a consultoras
privadas como KPMG, Deloitte, Serco, McKinsey y otras. Todo se hace con cargo a
una deuda que se va acumulando. Juntas las deudas pública y privada del Reino
Unido llegan al 500% del PBI. Entre laboristas y conservadores están
destruyendo Inglaterra. La escandalosa vida de los ricos de hoy se está
haciendo con cargo a que los pobres paguen hoy y mañana con pérdida de pensiones
y salarios de miseria.
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