martes, 15 de julio de 2014

Más sobre la nueva dictadura universitaria Héctor Béjar www.hectorbejar.com Me permito comentar rápidamente algunos artículos de la Ley Universitaria aprobada por el Congreso que está a la espera de promulgación por el Presidente. Cualquier miembro de la comunidad universitaria debe denunciar ante la Sinedu (Superintendencia), “la comisión de actos que constituyan indicios razonables de infracciones a la presente ley” (art. 9). ¿Qué significa esa obligación? ¿Se está convirtiendo a profesores y alumnos en delatores? ¿Por qué el “debe”? Además, con este artículo, de ser aplicado a plenitud, la Sinedu se convertirá en receptáculo de miles de conflictos generados en las 140 universidades existentes. Y no creo que tenga capacidad para resolverlos. La disposición del Art. 10 para que los locales universitarios sean usados “exclusivamente para sus fines” esconde una finalidad represiva. Es una limitación a la libertad de reunión porque en adelante las autoridades podrán denegar autorización a las reuniones que no convengan a sus intereses o que sean juzgadas políticamente inconvenientes. Una comunidad universitaria está hecha para reunirse, exponer y discutir. Es la esencia de su misión. Pero la ley no puede esconder el recelo y sospecha de sus autores. No les gustan las reuniones. Tienen que ser “exclusivamente para sus fines”. El Superintendente será propuesto por el Ministerio de Educación y nombrado por Resolución Suprema, es decir por el Presidente. Un hombre de Palacio. Será el gran dictador de las universidades, especialmente de las públicas. El hombre que autorice y prohíba, el que multe y sancione, el Super Rector que reinará sobre decenas de miles de docentes, autoridades, trabajadores y alumnos. La Superintendencia tiene 17 funciones. Será un Ministerio más, un territorio para dar más empleos a los parientes de los congresistas y amigos del gobierno. Art. 15. ¿Quién organizará el concurso público para integrar a los miembros del Consejo Directivo de la Superintendencia? ¿Pues quién va a ser? El gobierno. No se dice cómo se organizará. Todos sabemos que los concursos son casi siempre adecuados a quienes el gobierno cree que deben ganar. Las Universidades no tendrán nada qué ver en un asunto que les corresponde. Será el Ministerio de Educación. Art 84. Los mayores de setenta años solo podrán ser docentes extraordinarios. Extraordinarios, es decir, por excepción. Eso significa en la práctica el silencioso, abusivo y masivo despido de cientos de profesores de experiencia para dar lugar a contingentes de profesionales dispuestos a aceptar la nueva dictadura. Este artículo es discriminatorio, viola los criterios contemporáneos sobre adultos mayores y sus derechos constitucionales. Y dicho sea de paso, condena a esos profesores a una jubilación mísera como premio a su entrega a la docencia. El Art 119 legaliza a las universidades combi a las que llama “universidades privadas societarias que generan utilidades”, las universidades combi de las que Mora habló tan mal. Encima no pagarán impuestos si reinvierten sus utilidades. Ahora sí queda definitivamente consagrado el comercio con la educación. Y además, disfrutarán de créditos tributarios por reinversión. Como no se establece topes máximos a los sueldos de sus ejecutivos, ellos seguirán ganando las grandes sumas actuales. Porque los periódicos y la televisión publican los grandes sueldos de los rectores de las universidades públicas pero callan los de universidades y empresas privadas. ¿Sabe Ud. cuánto gana un gerente de AFP? ¿O un rector de Universidad privada? ¿Ud. cree que se lo prohibirá la Superintendencia? ¿Por qué se hace escándalo con los sueldos de los rectores y se calla los sueldos de los mismos en las Universidades privadas? ¿Por qué las Universidades públicas deben elegir sus autoridades y las privadas deben ser dictaduras? Art. 122. Mientras las universidades públicas serán el pasto de los partidos políticos empezando por el Apra, las privadas continuarán siendo feudos de los grupos económicos. En este aspecto la ley tiene nombre propio. Se detiene en los castillos de los señores. Ni en la Edad Media, cuando había comunidades universitarias, existieron dictaduras como las universidades privadas donde alumnos y profesores tienen que callar porque no tienen derecho a nada, solo a obedecer. En resumen, la ley ha sido el parto de los montes. Fue mucho ruido para tan pocas nueces. Sin duda, las mafias actuales que dominan las Universidades, continuarán haciendo lo de siempre. Usufructuar, parasitar, comerciar. La extrema debilidad del movimiento de los docentes y estudiantes, impide siquiera un debate abierto.

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