domingo, 27 de julio de 2014

Las AFP: pinochetismo económico en el Perú

Los trabajadores que no hayan cumplido 40 años a partir del primero de agosto de este año 2014, están obligados a hacer aportes a un fondo de pensiones, ya sea en las AFP (privado) o la ONP (nacional). En setiembre de 2013 el gobierno tuvo que ceder ante el rechazo de los trabajadores que protestaban por el intento de asalto. Este es el segundo intento. Ya la gente se ha dado cuenta de que las AFP dan jubilaciones de miseria. Nada justifica que sean la única opción para ahorrar. La creación de pequeñas empresas y sobre todo una buena educación y una buena familia, son otras alternativas que pueden garantizar una vejez digna. Además por supuesto de un sistema de seguridad social en serio. ¿Por qué tenemos que soportar la complicidad entre los grupos económicos dueños de las AFP y el Estado que obliga a aportar? Si uno invierte dinero en la bolsa, le pagan los dividendos anualmente, no se quedan con el dinero por años. Uno puede retirarlo e invertirlo nuevamente. Mientras posea acciones uno es propietario de la empresa en que invierte. ¿Cuál es la lógica para que las AFP capturen a la fuerza un porcentaje del sueldo de los aportantes y encima se queden con la propiedad de las acciones? Las AFP no deberían cobrar su comisión en función al sueldo, sino en función al dinero mensual que se les da para invertir. Y si capturan el dinero de los ahorristas, pues entonces los ahorristas deberían ser los dueños de las AFP. En el caso de los denominados independientes ¿Por qué la obligación de invertir solo en un monopolio, la AFP Habitat? ¿Y encima chilena y pinochetista? Cuando Pinochet se retiró del poder no solo dejó senadores vitalicios que Chile tuvo que soportar por años sino que creó las bases del financiamiento de la derecha fascista. Son las AFP. Los capitales capturados a los ahorristas chilenos por los empresarios pinochetistas fueron introducidos por Fujimori. Ya están ubicados en una línea aérea monopólica, LAN, en las distribuidoras de energía eléctrica Edelnor y Luz del Sur, en Cencosud y los malls tipo Saga o Ripley. Les venderemos a los chilenos el gas de Camisea sin procesarlo en derivados. Y ahora se pretende que tengan los ahorros de cinco millones de peruanos y peruanas. Hace tiempo que tenemos a Pinochet en casa y ahora financiaremos a la derecha chilena con el dinero de los pequeños empresarios y trabajadores independientes. En la actualidad existen seis AFP en Chile: Capital, Provida, Cuprum, Hábitat, Plan Vital y Modelo. Cuentan con más de 9 millones de afiliados. Durante sus treinta años de existencia han obtenido una ganancia global cercana a los 5 mil millones de dólares. Casi todos los dueños pertenecen a la extrema derecha pinochetista. Guillermo Ladislao Arthur Errázuriz, Presidente de la Asociación de AFP y Vicepresidente AFP Capital, fue fundador y es miembro de la comisión política de la Unión Demócrata Independiente UDI, expresión del fascismo chileno en su versión contemporánea. Fue ministro del Trabajo y Previsión Social después del plebiscito que derrotó la dictadura de Augusto Pinochet. José Antonio Guzmán Matta preside el directorio de la AFP Habitat. Esta AFP se llama Habitat porque está ligada a la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), que controla más del 67,48 % de la propiedad inmobiliaria. Guzmán Matta fue presidente de la Cámara Chilena de la Construcción y presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, así como de Enersis y Endesa, ambas empresas de capitales españoles. Asimismo fue miembro del consejo de la universidad privada Finis Terrae perteneciente a la ultraconservadora congregación Legionarios de Cristo fundada en México que maneja quince universidades y 175 colegios para financiarse. El fundador de Legionarios, el padre Marcial Maciel, era drogadicto, violó alumnos y seminaristas; y engendró varios hijos de quienes abusó sexualmente. Estos terribles hechos causaron la condena de Benedicto XVI en marzo de 2010 y el apartamiento de Maciel de la vida religiosa. Joaquín Cortez Huerta segundo Vicepresidente de la Asociación de AFP en Chile, es a su vez presidente del directorio de Provida, la más grande de Chile. A comienzos de la década del 80, trabajó como asesor del Ministerio de Hacienda que entonces lideraba Sergio de Castro, firme colaborador de la dictadura de Pinochet. Mientras los empresarios pinochetistas engordan hasta reventar con el dinero de los ahorristas, las ganancias para los nueve millones de afiliados no han sido nada buenas en el vecino del sur. Las pensiones promedio no superan los 300 dólares. La AFP siempre gana, los ahorristas siempre pierden porque han disminuido sistemáticamente las tasas de retorno. En Chile ahora todos, menos los dueños de las AFP, están de acuerdo en impulsar profundas reformas al sistema. El sistema es corrupto en sí mismo porque compra a los políticos. Las AFP financian el 48 % de las campañas de la UDI y Renovación Nacional RN (extrema derecha) y el 14 % de los gastos de los partidos de la oposición. Respaldan a la derecha y le liman las uñas a la oposición. Las AFP fueron creadas como un gran negocio. En Chile, con la plata de los trabajadores controlan las empresas más grandes: bancos, seguros, retail, energía, telecomunicaciones, universidades privadas y estatales. Según explica el economista Gonzalo Durán, la inversión del sistema de AFP en Chile se destina a proveer de recursos al alto empresariado. Hay diez grandes empresas que tienen más de 15 mil millones de dólares en capital que provienen de las AFP y diez Bancos con más de 28 mil millones de dólares. Ricardo Hormazábal, actual presidente de la Organización Acusa AFP y autor del libro “El Gran Engaño: 30 años del sistema de AFP”, dice que los grupos económicos buscan influir en los gobiernos y partidos a través de la incorporación de personas que tienen algún cargo relevante y que comparten su proyecto. Las AFP son parte esencial de la corrupción en el sistema político. En el Perú, las AFP deberían devolver a los afiliados el dinero ahorrado en vez de esperar a que se mueran con una pensión que está por debajo del nivel de subsistencia.

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